lunes, 18 de octubre de 2010

HISTORIA DE LOS CENSOS


Cuando el hombre comenzó a establecerse en sociedades complejas, fue advirtiendo la necesidad de calcular la cantidad de miembros que formaban parte de su comunidad a fin de lograr el abastecimiento de alimentos para todos. Para ello, hacían marcas en las piedras representando a las personas, los animales cazados y los productos recolectados, cada uno con un símbolo diferente.
Con el transcurso de los años, la vida en sociedad se fue complejizando: surgieron las grandes civilizaciones de la historia y con ellas los recuentos poblacionales con fines militares, pues era necesario defender las fronteras e incluso extenderlas. Las grandes ciudades de la antigüedad también necesitaban mano de obra que interviniera en los proyectos edilicios que sobrevivirán a estas sociedades muchos siglos después de su desaparición. Los egipcios, por ejemplo, tenían registrados detalladamente los movimientos poblacionales, bajo la atenta mirada y dirección del Faraón, y a tanto llegaba su interés por estos recuentos, que tenían una diosa a cargo de la protección “de los libros y de las cuentas” conocida como “Safnkit”.
En la Biblia, el libro “Números”, que forma parte del Pentateuco, contiene un censo de individuos y familias (“tribus”); en él se encuentra un registro de todas las personas que salieron de Egipto con Moisés. En el Nuevo Testamento, al narrar la historia del nacimiento de Jesús hay una referencia explícita a la práctica de censos que era usual en el imperio romano: cada cinco años se hacía un “census” de población y riquezas, a fin de realizar las promociones sociales debidas, de acuerdo al aumento de bienes por parte de los individuos. Asimismo se registraban los nacimientos, defunciones y matrimonios, y las riquezas y ganado existentes en los nuevos territorios anexados, además de la cantidad de hombres en condiciones de formar parte del ejército.
Con la caída del Imperio romano se dejan de realizar censos regularmente. Hubo algunos recuentos parciales de siervos y de tierras, y luego, ante la necesidad de conocer el alcance de la devastación provocada por la peste, comenzaron a realizarse registros de los fallecimientos ocasionados por la enfermedad. En algunos países, como Francia, los clérigos se ocupaban de anotar los bautismos y fallecimientos de su parroquia. A partir del siglo XVII, el levantamiento de censos de población se difundió por toda Europa y se fue sistematizando.
Al sur del continente americano...
En lo que es hoy territorio argentino, no se encuentran registros o recuentos poblacionales hasta la llegada del europeo. Los grandes contingentes que cruzaron el mar en busca de nuevas oportunidades, debieron ser organizados y agrupados para cumplir diferentes funciones y su servicio era pagado con el reparto de tierras. Por ello, cada vez que se fundaba una ciudad o población o cuando se organizaba la incursión a tierras, se realizaba un recuento de las personas que serían beneficiadas con la repartición de tierras y de aquellos hombres en condiciones de portar armas. A finales del siglo XVIII, la sociedad virreinal medía la posición social de una familia de acuerdo a la cantidad de esclavos que poseía. En el año 1778 se realizó el primer censo oficial de población de todo el Virreinato del Río de la Plata; el resultado total para el territorio que hoy ocupa nuestro país fue de 186.526 habitantes. A este censo le sucedieron varios más, fundamentalmente a lo largo del siglo XIX y en 1869, después de medio siglo de vida independiente, se realizó el Primer Censo de la República Argentina.

Fuente: Cuadernillo difundido por el Ministerio de Educación "Hacia el Censo 2010".